sábado, 29 de septiembre de 2012

SADE


Barrio de Monserrat. Casa Martín Fierro, sucursal de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), declarada Monumento Histórico. México 524. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

Fue inaugurada y habilitada al público en 1996. Allí funciona la Biblioteca José Hernández, el Museo y Archivo Documental del Escritor Argentino, la Sala de Multimedios, las seis aulas destinadas a los talleres literarios y los cursos (computación, formación humanística, etc.), la oficina del Director Honorario, la administración, el café literario, el espacio para la actividad cultural y artística, y el balcón de los poetas.

Entre los fundadores de la SADE se encontraban Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga y Alfonsina Storni.

Respecto del prejuicio o creencia generalizada de que lo cultural debe hacerse "sin cargo" o, dicho de otro modo, que el escritor no tiene por qué cobrar por su labor, conviene leer estos fragmentos del artículo “Trabajo de escritor...” publicado por Antonio Las Heras en el sitio en Internet de la SADE (www.sadecentral.org.ar):

La actividad literaria suele interpretarse como un pasatiempo, hobby o liberalidad en las ocupaciones de una persona. No estamos para nada de acuerdo con esto. Es momento de dejar en claro este asunto y trabajar para generar una sólida conciencia en la comunidad de la naturaleza profesional del oficio de escritor.
(...)
“Hay diversidad en los móviles que llevan a escribir; pero la finalidad más usual es la publicación tendiendo a la participación del lector como sujeto activo del resultado. Este lector usualmente está dispuesto a desembolsar una suma de dinero, a realizar una transacción para acceder al medio que lo aproxima al autor a través del encuentro con su obra. El otro término de esta relación - que es el escritor - también debe tener como uno de sus objetivos una justa retribución por la tarea concretada, por los materiales de insumo y, en esencia, por ser causa eficiente de la obra. Esto último, característico de la actividad creadora artística, es incuantificable como no pueden serlo los otros elementos en juego; pero es justo título de crédito.

”Ser escritor es, sí, una profesión. Claro está que no hay títulos habilitantes, ni colegios profesionales, ni debe haberlos; pero sí requiere una conciencia profesional capaz de agrupar a los miembros que integran la comunidad de escritores.
(...)
“De allí que cuando alguien al ser consultado sobre su ocupación responde, declarando la más pura verdad, que es escritor, obtenga a cambio de su actividad una adecuada retribución económica. Escribir un prólogo, artículo, reseña, dictar una conferencia, realizar una crítica, asistir a una entrevista radial o televisiva, participar en un debate, constituye desde ya “trabajo de escritor”. Por resultar obvio no es necesario referirse a la retribución por la venta de las obras.”


Fotos: Agencia de Noticias Narranews.


Gabriela Villano, escritora y narradora oral

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